Te recomendamos 10 estatuas de todo el mundo que puedes ver en tus viajes. Seguro que conoces muchas de ellas, pero otras te sorprenderán.
A lo largo del mundo los viajeros encuentran en las calles, plazas y museos que visitan un sinfín de estatuas y esculturas. Obras de arte que homenajean a personajes cuyo nombre ha perdurado en la historia o grandes símbolos que nos narran la historia o mitología de los lugares que visitamos.
Hoy queremos recomendarte 10 de las estatuas más impresionantes que ver a lo largo de todo el mundo, algunas colosales, otras encantadoras o históricas. Pero todas ellas imprescindibles para cualquier viajero.
Estatua de la Libertad
La Estatua de la Libertad es, probablemente, una de las estatuas más conocidas del mundo. Como bien indica su nombre, esta escultura de Nueva York, que alcanza los 46 metros de altura -93 si se incluye el pedestal sobre el que está situada-, es la alegoría de la Libertad, que guía al mundo con su antorcha. La orientación del monumento, mirando hacia Europa, la cuna cultural de la nación estadounidense, pone de manifiesto el simbolismo que recorre esta obra.
La estatua fue un regalo de Francia a los Estados Unidos por el centenario de la Declaración de Independencia del país americano. Fue diseñada en París entre otros por Gustave Eiffel, que se encargó de su estructura interna, y se trasladó, pieza a pieza a Nueva York para ser ensamblada. Desde entonces se convirtió en un símbolo, no solo de Nueva York, sino de todo el país. En el imaginario colectivo, la Estatua de la Libertad es conocida por dar la bienvenida a los inmigrantes que arribaban a los Estados Unidos buscando una vida mejor, pero también es la primera en sufrir las consecuencias de los cataclismos en las películas de Hollywood que se escenifican en la ciudad.
Para llegar a la estatua hay que embarcarse en un ferry que parte desde Battery Park, en Manhattan. Si quieres subir a lo alto de la estatua, tienes que reservar con bastante antelación, ya que las visitas al interior del monumento están limitadas a 30 personas por hora.
El David
Sin duda alguna, esta es una de las estatuas más espectaculares ue ver en todo el mundo. Esta icónica escultura es una de las obras más conocidas de Miguel Ángel, el gran genio del Renacimiento. La figura representa al rey bíblico David justo antes de enfrentarse a Goliat, un símbolo de la situación de Florencia de aquel entonces, cuando la pequeña república se enfrentaba a la familia de los Medici, recién depuesta de su hegemonía, y a otras potencias extranjeras.
Miguel Ángel trabajó sobre un bloque de mármol que ya había sido usado y ‘estropeado’ por artistas anteriores. Pero el talento del florentino se impuso y consiguió cincelar una auténtica obra de arte que, aún hoy, nos sigue maravillando. Su pose, apoyado con el pie derecho adelantado, creando un ‘contrapposto’, se debe a que en los trabajos anteriores la piedra había sido trabajada justo en el lugar que hoy comprende el espacio entre sus piernas y Miguel Ángel tuvo que tallar el bloque evitando esa zona.
El David se encuentra expuesto en la Galería de la Academia, uno de los museos más famosos de Florencia y de los más importantes del mundo. Antiguamente se encontraba en la Plaza de la Señoría, frente al Palacio Viejo. Fue instalada en este lugar a petición del propio Miguel Ángel, en contra del criterio de otros artistas de la talla de Da Vinci o Botticelli, que preferían tenerla a cubierto para que no sufriese las inclemencias del tiempo. Siglos después, la estatua fue trasladada a su lugar actual, -precisamente para protegerla del clima-, donde cada día centenares o miles de turistas acuden a deleitarse con esta obra maestra. Hoy en día, en la plaza se encuentra una réplica a tamaño real de la icónica obra de Miguel Ángel.
La Esfinge
Eterna custodia de las Pirámides de Egipto, enigmática, misteriosa e incluso terrorífica…La Esfinge de Guiza es una de las estatuas que más han fascinado a la Humanidad desde hace siglos. Este animal mitológico fue tallado sobre un promontorio de roca caliza, con cuerpo de león y cabeza humana con el rostro del faraón Keops, el constructor de la Gran Pirámide.
La estatua mide más de 57 metros de longitud y 20 de altura, aunque en muchas ocasiones, su parte inferior ha quedado enterrada bajo la arena, dejando solo su rostro sin nariz asomado al mundo exterior. Durante el Antiguo Egipto fue objeto de culto y hasta dos templos se levantaban junto a ella, además de una avenida procesional que conducía a las Pirámides. Hoy día, es una de las imágenes más conocidas de Egipto y uno de los monumentos imprescindibles del país de los faraones.
Bajo los ojos de esta escultura han desfilado los siglos y los innumerables pueblos que han poblado el Nilo. Quizás esconda alguno de los grandes misterios de la Humanidad, ¿quién sabe? Lo único seguro, es que todo viajero que se precie ha de sostener su mirada al menos una vez en la vida.
Los Guerreros de Terracota
En realidad no es una estatua, sino más bien 8.000. Los guerreros de Terracota de Xian es un espectacular conjunto de estatuas a tamaño real que representan todo un ejército y que sirvió para acompañar en su muerte al emperador Qin Shi Huang, que reinó en China en el siglo II a.C.
Cada uno de los soldados tiene sus rasgos físicos propios, que los hace perfectamente distinguible del resto de tropa. Además del grueso del ejército, de más de 7.500 guerreros, hay un grupo de oficiales y otro que representa al estado mayor, con caballos incluidos.
Los guerreros de terracota se encuentran hoy día en su propio Museo de Xian, una visita imprescindible cuando se viaja a esta ciudad en el extremo de la Ruta de la Seda. aunque ocasionalmente, alguna de las figuras es trasladada a otros museos del mundo de forma temporal para que se pueda apreciar el magnífico trabajo de estas esculturas.
La Sirenita de Copenhague
Como si hubiera salido del cuento de Hans Christian Andersen, la Sirenita de Copenhague se alza frente al mar, clavando su melancólica mirada en las suaves olas del puerto de la capital danesa.
La estatua más conocida de Copenhague fue un regalo del cervecero Calrsberg a la ciudad. El escultor que moldeó esta icónica estatua fue Edvard Eriksen y la modelo, una de las actrices danesas más importantes del momento, Ellen Price. Se dice que Carlsberg estaba enamorado de Price y acudía a las sesiones de modelaje de la actriz. Otros dicen que la intérprete era demasiado pudorosa. El caso es que se negó a posar desnuda para Eriksen y el artista tuvo que utilizar el cuerpo de su esposa para dar forma a la figura de la sirenita, aunque la cara sea la de Price.
Hoy en día, la sirenita es el monumento más visto de Copenhague. Aunque su posición quede a desmano del centro histórico de la capital danesa, prácticamente todas las visitas panorámicas que se realizan en la ciudad, llevan a los viajeros a conocer esta estatua de bronce.
Monumento a Felipe IV de Madrid
La estatua ecuestre de Felipe IV se alza en uno de los lugares más turísticos de la capital española, en la Plaza de Oriente, justo enfrente del Palacio Real y junto al Teatro Real. Se ha convertido en uno de los monumentos más destacables de este conjunto, que recuerda el reinado de este monarca, en el Siglo de Oro, cuando España era la mayor potencia militar y cultural del planeta.
Esta fue la primera estatua ecuestre de todo el mundo que muestra al caballo apoyado sobre sus patas traseras, en posición de encabritado. En aquel entonces, esto suponía todo un reto. De hecho, Pietro Tacca, el escultor florentino que cinceló al monarca, contó con el asesoramiento de uno de los grandes genios de aquel tiempo, Galileo Galilei. Entre ambos tuvieron la idea de macizar la parte trasera del caballo y dejar hueca la delantera para mantener la escultura en equilibrio. Una solución que rápidamente fue imitada en todos los confines de Europa.
Tacca se basó en su diseño en los bocetos que le envío desde Madrid otro de los grandes talentos artísticos de aquella época, Velázquez.
Cristo Redentor de Río de Janeiro
Esta enorme estatua de Jesús de Nazaret se ha convertido, por derecho propio, en el símbolo, no solo de Río de Janeiro, sino de todo Brasil. En los últimos años la escultura ha sido declarada una de las Nuevas Maravillas del Mundo, lo que muestra la importancia cultural que tiene esta obra en todo el mundo.
La estatua, de 38 metros de altura, está situada en el cerro de Corcovado, que domina toda la ciudad brasileña, con lo que la imagen de Cristo se puede disfrutar casi desde cualquier rincón de la urbe. Desde el punto de vista de la ingeniería, fue todo un reto construir esta imagen con los brazos en cruz y con la cabeza ligeramente inclinada, lo que la dota de una cierta aura de realidad.
Maneken Pis de Bruselas
El Manneken Pis es uno de los símbolos de Bélgica que, quizás por su aspecto gracioso, se ha convertido en una de las fotografías más conocidas de Bruselas. El nombre lo dice todo: Manneken Pis significa “el niño que hace pis”.
Se trata de una pequeña estatua de apenas 61 centímetros que, sin embargo, se ha ganado la simpatía, tanto de los viajeros como de los propios bruselenses. Además de acaparar gran parte de las fotografías de la ciudad, el Manneken Pis se disfraza cada poco tiempo, según las autoridades quieran celebrar una fiesta o un homenaje. Así pues, te lo puedes encontrar disfrazado de Papa Noel, o de barrendero de la ciudad o incluso de Nelson Mandela. ¡Ten en cuenta que tiene más de 900 trajes!
Según la historia, El Manneken Pis rinde homenaje a un niño al que la tradición ha otorgado el nombre de Juliaanske. Según cuentan, cuando Bruselas estaba asediada, este chaval vio una mecha encendida que conducía a un depósito de explosivos que podía destruir parte de la ciudad y abrir una brecha en las murallas. La solución que se le ocurrió al niño para salvar la ciudad salta a la vista.
La Estatua de Strauss en Viena
La estatua de Johann Strauss hijo en Viena es una de las fotografías más conocidas de la capital austriaca. Esta escultura destaca por su color dorado, que la hace parecer estar hecha de oro, aunque se trata en realidad de bronce dorado.
Este monumentos es un homenaje a Johann Strauss hijo, uno de los más grandes violinistas y compositores de música clásica y al que se representa, como no podía ser de otra manera, tocando su instrumento favorito. La ciudad de Viena rinde así un homenaje a uno de sus ciudadanos más eminentes, al que se le debe la popularidad del vals en la corte imperial y alguna de las grandes obras de la música, como el famoso Danubio Azul.
La estatua se sitúa en el Stadtpark, el parque urbano más grande de la ciudad. Paseando entre los árboles y las riberas del río Wien, te encontrarás con un paisaje bucólico encantador en el que aparece el rey del Vals para deslumbrar a los viajeros.
La Venus de Milo
Pocas obras de arte representan mejor la belleza como la Venus de Milo. Esta estatua, una de las más impresionantes del mundo y que se expone en el Museo del Louvre, es probablemente, la mejor muestra del arte del periodo helenístico. La posición de su cuerpo, su mirada perdida y los finos detalles que aumentan el realismo de la obra, la convierten en una de las esculturas más bellas del mundo.
La falta de sus brazos ha dotado a esta imagen de Afrodita de un sinfín de leyendas. Desde que su autor –desconocido y que probablemente vivió en el siglo I a.C.- los cercenó para restar belleza a la obra; hasta que se guardan en Turquía, país que compitió con Francia por la posesión de la Venus de Milo, a modo de revancha.
Lo cierto es que la figura mutilada de la Venus de Milo es una de las obras de arte más importantes que se albergan en el Louvre, uno de los mejores museos del mundo, junto con otras obras maestras de la pintura, como la Mona Lisa; u otras esculturas no menos fascinantes, como la Victoria de Samotracia o el Escriba sentado.
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