Acompáñanos en este recorrido por los sitios turísticos más importantes de Croacia.
Croacia es uno de los destinos más en boga de Europa. Este país balcánico, a orillas del Adriático, está plagado de lugares que ver y en los que disfrutar de una historia rica y llena de cruces de civilizaciones.
Un país que sorprende a cada paso con ciudades y paisajes naturales que conservan el encanto del Mediterráneo.
Cuando te paras a pensar en Croacia, las primeras sensaciones que recorren tu cabeza son puramente visuales. Una intensa paleta cromática se desprende de todos su poros: el azul profundo del agua que golpea la costa dálmata, el verde envolvente de su naturaleza y el blanco roto de sus centros históricos medievales.
El esfuerzo por conservar y restaurar esos edificios y calles tan característicos de Croacia ha sido enorme. La guerra de los Balcanes hizo estragos en algunas ciudades (Dubrovnik, por ejemplo, sufrió terribles bombardeos)
Hacemos la maleta y nos ponemos rumbo a Croacia para que conozcas todos los secretos de uno de nuestros destinos favoritos. Aquí tienes nuestra ruta recomendada, empezando por el sur.
Dubrovnik
Quien otorgara a Dubrovnik el título de ‘Perla del Adriático’ pudo hasta quedarse corto. Esta ciudad rebosa patrimonio histórico y cultural que ya nadie tiene excusa para no conocer (es lo que implica que la antigua Ragusa sea uno de los escenarios de ‘Juegos de Tronos’).
Pequeña y coqueta, es parte del Patrimonio Mundial de la Unesco desde 1979. A ese ambiente mágico tienes que sumarle sus maravillosas playas (eso sí, la arena brilla por su ausencia) y su vida social u ocio. Además, la gastronomía maravillosa de Croacia difiere poco de la nuestra y apuesta por el producto de calidad. Muy mediterránea.
16 torres componen la espectacular muralla (siglo X) que rodea Dubrovnik y que podremos recorrer por 3 euros aproximadamente. Algo más de una hora de recorrido con unas vistas de esas que cortan la respiración.
Una vez has disfrutado de la panorámica, baja hacia la Puerta de Pile (s.XIV- XV) y llega hasta La Placa, una calle de piedra que te llevará a la parte más aristocrática de Dubrovnik. Y de los palacios barrocos y la Plaza Luza, dirígete justo al lado para ver el Palacio Sponza y la iglesia de San Blas.
Tampoco puedes perderte el Palacio de los Rectores o los claustros de San Francisco y Santo Domingo con sus resplandecientes pórticos, ni la fuente de Onofrio (s. XV).
Como plan alternativo, sube al teleférico para admirar la ciudad desde las alturas, prueba la deliciosa bouzara (guiso de cigalas típico de la zona) o date un chapuzón en la playa urbana Gradska Plaza.
Split
La segunda parada que vamos a realizar es en Split, centro neurálgico de la costa dálmata. Rodeada por las cordilleras de Mosor y Kozjak, está ciudad posee una magnífica red de comunicaciones. Tanto por carretera como en ferry.
La profunda influencia romana en Split viene a través del emperador Diocleciano, natural de esta ciudad.
En el siglo IV, se fundó el casco antiguo de Split porque el emperador Diocleciano decidió convertirla en su hogar una vez se retiró. Su residencia de descanso para esa merecida jubilación fue el que hoy se conoce como Palacio Diocleciano, uno de los palacios romanos en mejor estado de conservación y que, en 1979, pasó a formar parte del extenso patrimonio cultural de la Unesco.
Aprovecha también para conocer el templo de Júpiter y la Catedral de Split. Esta última te sorprenderá por la ornamentación de su altar y el estilo románico- gótico del campanario.
Entre todo lo que hay que ver en Split, te recomendamos el Ayuntamiento, de origen medieval, caminar por el Paseo Marítimo y llegar hasta la Plaza Republike, la iglesia de san Lorenzo y la Plaza Popolo.
Y si lo que necesitas es un soplo extra de aire fresco (y digo lo de extra porque en Split es ya de por sí una ciudad verde, con mar,…) rodeando la ciudad tienes el cuidado Parque Forestal o la cima Telegrin, desde la que puedes divisra algunas de las más hermosas islas de Croacia, como la de Hvar. O ciudades como Trogir, nuestra próxima parada.
Otra opción, y en pleno centro, es la playa de arena de Bacvice.
Trogir
No muy lejos de Split encontrará esta ciudad, una de las imprescindibles que ver en Croacia. Se trata de una de las ciudades más turísticas del país gracias a su conjunto monumental que aúna elementos de la época grecorromana, medieval y decimonónica.
El centro histórico está situado en una pequeña isla, lo que hace muy manejables las distancias para ir andando.
A 28 kilómetros de Split se encuentra Trogir, que, ¡oh, sorpresa!, la Unesco tiene fichada desde hace más de dos décadas. Y es que lo raro es que la Unesco no haya declarado Croacia entera como patrimonio de la Humanidad.
De reducido tamaño pero inconmensurable herencia gótico- románica, Trogir bien podría ser un catálogo de iglesias y palacios (barrocos, románicos, renacentistas o góticos)
La fortaleza de Kamerlengo la ha protegido de ataques desde la Edad Media y ahora sirve de imán para los turistas.
Recorre las callejuelas de Trogir hasta darte de bruces con la catedral de san Lorenzo, el palacio Cipiko y el campanario.
Šibenik
Esta ciudad portuaria de reducido tamaño se encuentra dividida en tres zonas: una parte alta, dominada por las fortalezas de San Juan y Santa Ana, a los flancos, el barrio viejo con sus callejuelas escarpadas, y en el norte y sureste el distrito moderno.
Para que te hagas una idea, Šibenik recuerda un poco a Toledo por sus callejuelas serpenteantes. Eso sí, carece de un turismo de masas.
El mayor atractivo de Šibenik reside en la Catedral de Santiago, de un blanco solemne y estilo gótico- renacentista. Cuenta con un amplísimo número de bóvedas y cúpulas ensambladas de forma semejante al Duomo de Florencia. La Unesco la incluyó como Patrimonio de la Humanidad en 2001.
Además, esta localidad tiene mucho que ofrecer: el castillo de Santa Ana, el teatro municipal, la Plaza del Ayuntamiento y unas playas de aguas cristalinas que no querrás perderte.
Zadar
Una de las ciudades con más calado dentro de la riqueza de Croacia.
Su muralla y sus monumentos barrocos, góticos y renacentistas reflejan lo que fue Zadar en el pasado: un enclave codiciado.
A su alrededor, cuatro parques nacionales y una pléyade de islas y playas desconocidas que convierten Zadar en lo que es: un paraíso.
La entrada del puerto y la del continente son las puertas de la imponente muralla. En su interior surgió una ciudad romana de la que todavía se conserva el antiguo foro y la iglesia de San Donato (símbolo de Zadar).
A esto hay que sumarle una de las iglesias más bellas de todo el país, la catedral románica de Santa Anastasia. La plaza de los tres pozos y la de los cinco, el palacio de la logia y la torre municipal. Zadar alberga auténticas joyas artísticas y culturales.
No en vano, aquí se fundó la primera universidad de Croacia y el primer periódico.
Para el final hemos dejado su famoso órgano marino. Un paseo de piedra blanca escalonado y cuyo mecanismo interno (35 tubos) propicia que el agua al entrar empuje aire por los laterales que al salir por los orificios verticales produzca acordes que escuchan los viandantes.
Plitvice
Plitvice es el gran Parque Natural de Croacia, un tesoro natural imprescindible. Se trata de una región con 16 lagos conectados entre sí por arroyos y nada menos que 92 cascadas. A lo largo de todo el parque hay caminos que te permitirán recorrer los paisajes más espectaculares de Croacia y cruzar algunas de estas lagunas sobre pontones.
Una visita recomendable para cualquiera y especialmente para los fotógrafos, que podrán captar con su cámara los preciosos tonos verdes y turquesas del agua y los árboles, las espectaculares imágenes de las cataratas de Plitvice y, quizás, algún ejemplar de las especies de pájaros que anidan en sus árboles.
Antes de nada tenemos que aclararte algo sobre el parque nacional de los lagos de Plitvice. Nosotros llegamos después de visitar Zadar porque arrancamos el viaje desde el sur de Croacia. Pero otra buena opción es ir desde Zagreb. Eso ya depende de ti.
Un mosaico de manantiales de agua celeste con cascadas escalonadas al abrigo de unos frondosos bosques vírgenes.
Para acceder a los lagos tienes que llegar a la región de Lika y decidir la ruta. Son 16 lagos entrelazados con cascadas y arroyos (para verlos en su totalidad te van a hacer falta varios días)
Si vas a tu aire, lo mejor es hacerse con uno de los mapas que ofrecen al entrar. Así puedes decidir qué itinerario es mejor y su duración. También puedes contratar un tour guiado o dar una vuelta en el barco eléctrico (incluido con el pago de la entrada).
Como paso inicial, tienes que elegir una de las dos entradas existentes (en ambas hay un parking de pago para que dejes tu coche). La primera llega a los lagos inferiores y a la gran cascada del río Plitvice (78 metros de altura). La segunda te dirige a los lagos superiores. Para ir de una entrada a otra puedes subirte a unos trenes eléctricos (sin coste adicional).
Nosotros te recomendamos que vayas en tren a los lagos superiores y después bajes andando (mejor bajar a subir andando, ¿no?)
Si me preguntas qué ver en Croacia sí o sí, te dire que los lagos de Plitvice, sin duda alguna. Cada paso que a través de sus bosques de hayas y abetos es como una bocanada de aire fresco que te recarga las pilas.
Recorriendo los senderos de madera sientes el frescor del agua de cascadas y lagos; y entre la opulenta naturaleza se oculta una fauna salvaje compuesta, entre otros, por urogallos y lobos.
Opatija
Opatija es una de las ciudades turísticas más importantes que ver en Croacia. Su fama de destino turístico se remonta al siglo XIX, cuando esta pequeña población de la costa istria comenzó a ser el refugio vacacional de la gran nobleza austriaca –en aquel entonces, esta parte de Croacia pertenecía al Imperio austriaco-.
Su clima mediterráneo y su elegancia convierten a Opatija en una de las ciudades más demandadas por los turistas y es una buena razón para organizar un viaje a Croacia.
Su cuidada vegetación y las temperaturas suaves fueron un gran reclamo.
En las elegantes calles de la entonces llamada Niza de Austria, han paseado emperadores, reyes, intelectuales, nobles y burgueses. De aquella época de esplendor aún perduran edificios decimonónicos de gran esplendor, como el Grand Hotel Kvarner, el primer hotel de la ciudad, o la Iglesia de la Anunciación.
Empieza visitando la iglesia y el monasterio de St James, así como el parque homónimo (o gran jardín botánico) y sus casi 200 especies de plantas.
En el magnífico parque natural de Učka te espera el buitre leonado y en Veprinac hallarás restos prehistóricos y edificios medievales.
Y si quieres deleitarte con joyas arquitectónicas, la Iglesia de la Anunciación, de estilo románico, te dejará sin palabras.
Una de las imágenes más simbólicas de Optaija es la escultura en plena costa de “La Jóven de la Gaviota”.
Pula
Es la mayor población de la península de Istria y uno de los grandes focos de riqueza artística del país. Con todo lo que hay que ver en Croacia, mucho se encuentra en Pula.
Como su anfiteatro romano, que en su día fue escenario de sangrientas peleas de gladiadores. Esta construcción se ubica fuera de las murallas de la ciudad y es sede en la actualidad del Festival de Verano.
Como el Arco de los Sergios o Puerta de Oro, el foro y Templo de Augusto, el Palacio Comunal, las murallas, la puerta de Hércules, la Iglesia y monasterio de San Francisco, la Catedral de la Asunción de la Virgen María, Iglesia Ortodoxa de San Nicolás y la Capilla de Santa María Formosa.
Zagreb
Último destino de una mini guía con (casi) todo lo que hay que ver en Croacia, Zagreb es la capital del país.
Con ese aroma medieval que predomina en la mayoría de las ciudades que hemos visto, Zagreb es la segunda incursión en el interior croata, tras los lagos de Plitvice.
Edificios solemnes y una variada gastronomía, con especial énfasis en los pasteles, te aguardan.
Un sinfín de cafeterías, pastelerías y heladerías en los que probar algunos de los dulces que han hecho famosa la repostería de la capital croata, donde los postres tradicionales croatas, como el Kremšnite, se codean con algunas especialidades turcas, como el Baklava.
La prueba palpable de que Zagreb es la ciudad más dulce de Croacia.
Empieza descubriendo Donji Grad, la parte baja, y sus inmensos edificios austrohúngaros, el museo Hrvatslo Narodno Kazaliste y las animadas calles de Gajeva y Bogovióeva ulica.
En torno a la plaza Ban Jelačić se alzan palacios de estilo clásico, modernista y racionalista, por un lado; y la calle Llica, la más comercial de Zagreb.
La forma más divertida de subir a la zona alta (Gornji Grad) es hacerlo con el funicular. Allí te cautivará el ambiente medieval y festivo del barrio.
Un rápido vistazo en busca de gangas por el mercado Dolac (abre todos los días hasta la 1 de la tarde) y llegarás a la Catedral Sveti Stjepan. De estilo neogótico, este monumento está dentro del barrio Kaptol, rodeado por edificio del s.XVII.
Dirígete al barrio de Gradec y entra por la Puerta de Piedra para admirar uno de los grandes símbolos de Zagreb. La iglesia de Sveti Marko y sus tejas de colores componen la imagen más conocida de la capital de Croacia.
Y esto es todo por nuestra parte, ahora es tu turno, ¿qué te ha parecido este viaje por la Costa Dálmata y todo lo que hay que ver en Croacia? Déjanos tu opinión aquí.
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