Acompáñanos en este recorrido gastronómico a través de los distintos desayunos típicos en varios países del mundo.
Para muchos el desayuno es la comida más importante del día, y a veces también un perfecto ejemplo de la gastronomía local. Cuando viajas, a menudo los hoteles te servirán la primera comida del día dependiendo de las tradiciones del país en el que te encuentres. Hoy te queremos enseñar alguno de los platos que te puedes encontrar cuando bajes al restaurante a primera hora de la mañana.
Desayuno continental
Es el desayuno más parecido al que tomamos cada día en nuestras casas. Comúnmente consiste en una bebida caliente: leche, café, té o incluso chocolate; un zumo, tostadas, bollería, mermelada y mantequilla. Si lo prefieres también tiene una versión salada en la que se acompaña con queso o embutidos. En la gran mayoría de los hoteles de todo el mundo encontrarás que ofrecen estos desayunos.
Se llama continental porque es el más común en los países continentales de Europa, especialmente en Francia, frente a los desayunos inglés, escocés o irlandés.
Desayuno inglés
El desayuno inglés es una contundente comida que sirve para recargarse de energía antes de una jornada de trabajo –o de visitas turísticas por Londres, sin ir más lejos-. Normalmente consta de una taza de té acompañado de panceta, huevos, tomates, champiñones fritos o a la parrilla, pan, tostadas, salchichas y judías. Tampoco sería extraño que te sirviesen bubble and squeak, una ración de verduras fritas.
Si quieres un desayuno completo en alguna de las cafeterías inglesas tendrás que pedir un Full Monty, que es el cariñoso apodo con el que los británicos llaman a esta comida.
Desayuno escocés
Al igual que sus vecinos del sur, los escoceses empiezan el día con un desayuno muy generoso, con el que además comparten varios ingredientes. El desayuno escocés se ha convertido en una seña de identidad de la nación y la gran mayoría de los hoteles, especialmente los más tradicionales, lo sirven cada mañana a sus clientes.
El desayuno escocés completo consta de judías, tostadas, huevos, tomate, salchichas, tortas de avena, morcilla, scone de patata y porridge, unas gachas típicamente escocesas. Sin duda, es la mejor opción para llenarse de fuerza antes de salir a recorrer los impresionantes paisajes de las Tierras Altas o todo lo que hay que ver en Escocia.
Desayuno irlandés
En la vecina isla de Irlanda tampoco se quedan atrás con la contundencia del desayuno. Aunque los ingredientes exactos pueden cambiar dependiendo de la región en la que te encuentres, normalmente consiste de panceta, salchichas, huevos fritos, pudding y pan de soda –aunque a veces se suele cambiar por tostadas-.
Desayuno americano
El desayuno americano guarda mucha relación con sus homólogos británicos. Debido al pasado inglés de los Estados Unidos y a la inmigración de irlandeses y escoceses, se puede hallar un claro paralelismo con las comidas británicas.
El desayuno americano consta de panceta, huevos, hash browns y tostadas. También tiene su vertiente dulce con tortitas o gofres que puedes regar con sirope de chocolate –o sirope de arce, si estás en Canadá-.
Desayuno escandinavo
En los países del norte de Europa, con una tradición marítima muy importante, el desayuno se nutre de los frutos del mar, que es su elemento más distintivo.
De esta manera, cuando viajes a Noruega, Suecia o Dinamarca te encontrarás de buena mañana arenques, huevos, algún bollo dulce y a veces incluso salmón o langostinos. La mejor comida antes de visitar los fiordos de Noruega o la increíble ciudad de Estocolmo.
Como ves, los desayunos te permitirán paladear la gastronomía local y recargarte de fuerzas antes de empezar a visitar los rincones turísticos de cada país. Eso sí, recuerda que hay muchas otras especialidades que podrás probar en cada país y que tienes que reservarte un hueco en el estómago para lo que esté por venir.
¡Que aproveche!