Canadá es uno de los países subrayados en rojo por los viajeros más entendidos y entusiastas que ven en sus asombrosos parques nacionales, su naturaleza cuidada y casi virgen y sus metrópolis orientales motivos de un peso tremendo para planificar un viaje a Canadá.
1. Razones para viajar a Canadá:
1.1. Las Montañas Rocosas.
La nívea cordillera que se interpone en Alberta y la Columbia Británica exhala un aroma a aventura y belleza que se propaga por los cuatro parques nacionales que la comprenden.
Banff, Yoho, Kootenay y Jasper son el edén de los adictos a los deportes al aire libre (El senderismo, el kayak y el esquí son el tridente que domina con fuerza hasta donde tu vista pueda alcanzar).
Y si hablamos de darse una alegría óptica, tienes que montar en el tren Rocky Mountaineer y contemplar las más sobrecogedoras y sublimes panorámicas de un trayecto entre lagos, flora silvestre y glaciares.
1.2. Las cataratas del Niágara.
Casi quince millones de turistas, que se dice pronto, eligen visitar las cataratas del Niágara.
No importa la hora del día, ni del año. No importa si el hielo lo oculta casi todo, como pasa en invierno. No importa su tamaño, están lejos de ser de las más grandes del mundo.
Las cataratas del Niágara son uno de los fenómenos de la naturaleza más demandados.
Ver cómo el agua se precipita y escuchar el atronador rugido que emite es, sencillamente, impagable.
1.3.El camino vikingo de Terranova.
Hay tantas cosas que ver en Canadá que no podía faltar una de las grandes razones para los fans más acérrimos de la historia y la cultura vikinga.
En la isla de terranova encontrarás L’Anse-aux-Méduses, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1978 al encontrarse allí los restos de una aldea vikinga.
Fue en los años 70 cuando el investigador noruego Helge Ingstad y la arqueóloga Anne Stine Ingstad se dieron de bruces con ella.
1.4. La fauna salvaje de Canadá.
Osos polares, ballenas, alces, lobos, zorros árticos y renos son las grandes estrellas del espectáculo de la naturaleza que se puede presenciar en el norte del país y el Círculo Polar Ártico.
Cuando llega el más frio más crudo, los osos polares salen a cazar en el hielo aunque los más temibles depredadores de la zona son los lobos árticos.Con casi dos metros de longitud y un color entre plomizo y cano, hacen de los bueyes y los renos sus víctimas favoritas y se han convertido en la mayor pesadilla de las focas.
Dependiendo de la época del año en la que realices tu viaje a Canadá podrás disfrutar más de la compañía de unos u otros. Si bien de enero a abril es época de osos polares, de junio a agosto es el turno de las ballenas.
1.5. Urbes para todos los gustos.
Vancouver combina con soltura la playa, la montaña y los rascacielos. La cultura cinematográfica (es una de las ubicaciones de rodaje favoritas de la industria del cine norteamericana, es decir, Hollywood) y gastronómica (mucha cocina de fusión y asiática) son sus otros puntos fuertes.
Quebec cuenta con más de cuatro siglos de vida, una muralla de piedra, unas catedrales que cortan la respiración y unas cafeterías que apuestan por la música en directo (especialmente el jazz).
El ambiente cosmopolita similar al de Paris lo tiene Montreal. Desde su bilingüismo puro y duro brota la ciudad más europea del Nuevo Mundo (las estrechas y adoquinadas calles de su casco viejo reflejan esto con pulcritud) y la capital cultural de Canadá.
Por su parte, Toronto es la más poblada y sus museos son muy cotizados. Barrios elegantes y una oferta de ocio sin igual dan lustre a esta metrópoli.
2. Requisitos a tener en cuenta para un viaje a Canadá.
Seguramente te estás preguntando si tienes que pedir un visado para entrar al país. Pues bien, el visado no es necesario para viajar a Canadá siempre y cuando sea por turismo y un tiempo inferior a 6 meses.
¿Entonces no hace falta nada? No, sí que hace falta la autorización electrónica eTA si quieres entrar en Canadá a través de uno de sus aeropuertos. Es decir, si vuelas a Canadá o si haces escala en uno de sus aeropuertos tienes que completar este formulario con anterioridad. Si llegas a Canadá en coche, tren,… no hace falta pero, obviamente, necesitas que toda tu documentación esté en regla.
La autorización eTa, que una vez obtenida te dura cinco años, es sólo para llegadas vía aérea y para obtenerla es imprescindible que tu pasaporte esté en vigor.El trámite es tan fácil como rellenar un formulario en la web del Ministerio de Inmigración y abonar la tasa correspondiente (depende del cambio pero ronda los 5 euros).
Una vez hecha te puedes despreocupar porque se vincula electrónicamente a tu pasaporte, así que déjate de imprimir folios a lo loco, sólo asegúrate de que tienes el email con la confirmación ( Pincha en este link si quieres solicitar tu autorización Eta)
Si eres de los que sufre cuando se separa de su mascota, infórmate bien de la política de entrada de animales porque es muy estricta.
Recuerda que vas a necesitar un adaptador de enchufes para cargar el móvil o cualquier otro dispositivo porque en Canadá usan enchufes de dos clavijas planas.
Y aunque se supone que el carné de conducir español te sirve en algunas provincias, desde aquí te recomendamos que hagas los trámites para tener el permiso internacional si quieres conducir en Canadá.
3. Qué ver en el Este de Canadá:
3.1. Toronto
Aunque su punto más fuerte sea la proximidad con las cataratas del Niágara, en Toronto puedes pasar uno días interesantes visitando todos sus monumentos y puntos de interés (la mayoría, eso sí, se encuentran dentro de lo que es el Downtown).
Pasear por sus barrios te transportará de Italia a China, pasando por Portugal, Corea o Polonia,… Un auténtico “melting pot”.
CN Tower
Auténtico icono de Toronto y su skyline, la que fuera la torre de comunicaciones más alta del mundo es también su gran atracción turística. Un espectacular mirador muy recomendable al atardecer, ya que podrás ver Toronto de día y de noche.
Puedes subir a dos niveles. En el primero se quedan casi todos los turistas recorriendo su anillo principal acristalado, mientras que en el superior hay que pagar un suplemento y, para muchos, la vista es similar a la del nivel central. La experiencia para valientes es el Skywalk: por unos 250 dólares canadienses recorres la torre por la parte exterior de la valla sujeto con un arnés.
(Aquí te dejamos la página oficial de la Cn Tower por si quieres ver reservar ya tus tickets o ver las modalidades y precios)
Quien quiera visitarla podría pensarse también la opción de reservar en el restaurante panorámico. El precio es sólo un poco más alto que el de la entrada sencilla e incluye una comida de bastante buena calidad.
St Lawrence Market.
Uno de los edificios más tradicionales que se conservan en el centro de Toronto. Se trata de una gran nave de ladrillo que funciona como un mercado tradicional de comestibles en el que se venden toda clase de productos.
Los puestos de la planta baja de este mercado son una buena opción para comer en el centro de Toronto. Calidad y buen precio. Además, junto a esta llamativa construcción encontrarás el tan fotografiado edificio que hace esquina entre la calles Front y Church.
Distillery District.
A finales del siglo XIX era el barrio donde se encontraban las destilerías y licorerías. Tras una renovación en la que se aprovecharon las estructuras de los edificios, hoy acoge una de las zonas de moda en Toronto: tiendas de diseño y moda y restaurantes modernos pueblan sus adoquinadas calles.
Islas de Toronto.
Junto al lago Ontario y a tiro de piedra del Downtown, se encuentra este grupo de pequeñas islas para desconectar del bullicio de la jungla de asfalto. Senderismo, un baño en la playa o una tarde de picnic son parte de su oferta de ocio.
Llegar es muy fácil: en ferry tienes tres rutas que salen del muelle de Yonge Street y que por menos de 8 dólareste llevan y te traen de vuelta (Si quieres ver los horarios y precios, pincha en este enlace a la página oficial del ferry)
Kensington Market y Chinatown.
El barrio chino es el más conocido de la ciudad y si te acercas al cruce entre la calle Spadina y la calle College te encontrarás el auténtico motor comercial y gastronómico de esta comunidad. Tiendas de ropa, souvenirs, hogar y restaurantes asiáticos para hacer las delicias de cualquier turista.
Pegadito a Chinatown verás el barrio hippie por excelencia. Si buscas un poco de tranquilidad y un ambiente bohemio, acércate por sus cafeterías, restaurantes o tiendas de segunda mano.
Royal Ontario Museum.
El ROM, que cuenta con una inconfundible fachada de cristal y caero, es el museo por excelencia de Toronto y uno de los mayores del continente. Su punto fuerte radica en la historia social, cultural y natural de Canadá (colecciones sobre los orígenes del país, la parte de botánica y zoología, mucho arte oriental y exposiciones temporales muy potentes)
Si vas un viernes por la tarde te beneficiaras de un precio reducido y, si quieres reservar con antelación o comprobar horarios, ésta es la página web oficial del Royal Ontario Museum.
Art Galery of Ontari.
Un auténtica joya arquitectónica en sí mismo, el edificio fue renovado por Frank Gehry hace casi 15 años y cuenta con una fachada sur, de cristal y titanio, que es un icono de la ciudad.
Enfocado al arte, este museo cuenta con una vasta colección de los principales artistas canadienses y europeos, como Picasso, Goya, Toulouse-Lautrec o Cezanne, y con exposiciones temporales de primer nivel.
Casa Loma.
Relativamente cerca del centro, te vas a topar con un palacete de estilo neogótico que llama la atención por el choque estético con el resto de la ciudad. Museo y punto de interés turístico, la Casa Loma está decorada con muebles de principios del siglo XX .
El PATH: la ciudad subterránea de Toronto.
Una de las cosas más curiosas de esta ciudad canadiense es su red de galerías subterráneas (28 kiómetros de recorrido) que comunica el centro y en la que te vas a encontrar un montón de tiendas, restaurantes y acceso a los edificios y transportes.
El objetivo del PATH es combatir el duro invierno: las personas que trabajan en el Downtown no tienen que salir a la calle para coger el transporte público, comer, ir de compras,…
3.2. Las cataratas del Niágara.
Frontera entre Canadá y Estados Unidos, el río Niágara, que comunica el lago Ontario y el lago Erie, se ha convertido en un espectáculo de simbolismo universal gracias al mundo del celuloide.
Hay dos grandes cataratas, las más espectaculares, y puedes verlas desde el lado estadounidense o desde el lado canadiense. O desde ambos ya que es posible cruzar a pie, sólo necesitas la documentación en regla y 50 centavos si vas de Canadá a Estados Unidos. Horsehoe Falls es la mayor (670 metros de ancho con una caída de 54 metros) y, como su nombre indica parece una herradura, mientras que American Falls es más pequeña.
Las mejores vistas hacen de las cataratas uno de los grandes atractivos de Canadá y, a su alrededor, te encontrarás una oferta de ocio insuperable con casinos, hoteles y zonas para familias.
En temporada estival lo mejor es montarse en el Maid of the Mist, una embarcación que se acerca tanto a la catarata que podrás sentirla en tu piel. 20 dólares por una experiencia memorable.
Cómo ir de Toronto a las Cataratas del Niágara
Tienes a tu disposición un amplio abanico de posibilidades: excursiones organizadas que parten desde el centro de la ciudad, los autobuses de Greyhound y Megabus que te llevan hasta el pueblo de Niagara Falls. Luego puedes caminar los 3 o 4 kilómetros que te quedan o coger un autobús en el pueblo.
3.3. Mil islas.
Entre Nueva York y Ontario hay 1.700 islas, pequeñas pero perfectas si te gusta disfrutar de unas vacaciones al aire libre. De una belleza natural sin parangón, esta zona ofrece castillos, faros y museos marítimos, por un lado, y ciudades singulares en las que practicar la pesca o el buceo, por el otro.
Muchas son privadas pero en las que son públicas hay parques, campings y cabañas en las que te puedes alojar. Algunas privadas también se abren al público, como la isla del Corazón, que cuenta con el castillo Boldt. Llegarás en barco a una soberbia construcción de 120 habitaciones y podrás visitar el castillo y todos sus curiosos recovecos. Otros puntos de gran interés turístico son el Singer Castle o la isla Wolfe.
La mejor opción para conocer las mil islas es contratar una excursión.
3.4. Ottawa.
Ciudad de contrastes armoniosos, Ottawa es una mezcla de las culturas inglesa y francesa, un equilibrio entre la pulcritud y la calma con el bullicio de su vida nocturna. Por eso, seguro que sus puntos de interés te van a encantar:
De entrada gratuita y con visitas guiadas en los dos idiomas del país (no se puede visitar por libre), este emblemático edifico se encuentra en pleno centro. Está muy concurrido y no se puede reservar por Internet, por lo que conviene madrugar un poco para conseguir entradas a buena hora y en el idioma que prefiramos (bien sea inglés o francés).
Construido con fines militares y declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2007, posee numerosas fortificaciones y se extiende a lo largo de 202 kilómetros. El crudo invierno lo convierte en la pista de patinaje sobre hielo más grande del mundo. Puedes cruzarlo en wáter taxi, hacer un crucero (incluso con cena) o una excursión en un vehículo anfibio
Si das un paseo por la calle Sussex te encontrarás con muchos museos, numerosas esculturas en las aceras y con la catedral de Notre Dame. Mientras que por las peatonales Sparks y Elgin Street puedes descansar un rato en alguna terraza o hacer un poco de shopping. Otra posibilidad es el mercado Byward, centro neurálgico del ocio en Ottawa con pubs para tomarte una cerveza fría y escuchar la mejor música en directo y un abánico hostelero innumerable (marisquerías, italianos, asiáticos,…) Byward market se extiende por las calles Clarence, York y sus perpendiculares, formando un barrio de diversión y marcha.
Si cruzas el puente Alexandra en dirección a Gatineau llegaras al Parque del Museo donde podrás deleitarte con unas increíbles vistas del parlamento y con el Museo de Historia de Canadá que, arquitectónicamente, es un auténtico lujo.
3.5. Mount Tremblant.
A una hora y media de Montreal se halla el homónimo pueblecito y parque nacional. Un precioso panorama natural que sorprende tanto en primavera- verano, en los que predomina el verde en los coloridos arbustos y flores, como el marrón del otoño y el blanco helado del invierno.
Mount Tremblant se encuentra entre la montaña y el lago, de pintoresca arquitectura en el pueblo convive un puerto deportivo, una pléyade de boutiques y una extensa oferta de restauración. El aire puro y sus lindos paisajes se convirtieron en el imán perfecto para la población más adinerada de Montreal.
En su parque nacional puedes esquiar (obviamente en invierno), practicar kayak, rafting y cualquier actividad acuática imaginable.
3.6. Parque Omega.
Otro de los “secretos” a las afueras de Montreal es este parque natural con 12 kilómetros de senderos a través de lagos, prados, valles, bosques y colinas. Un espectáculo de la naturaleza en el que viven osos, alces, mapaches o lobos. Y que puedes recorrer en coche y a pie (hay rutas específicas y zonas infantiles), dando de comer a los distintos animales.
3.7. Quebec.
Es la ciudad más europea de todo Canadá y su aspecto de villa francesa te conquistará desde el primer momento. Quebec y sus fortificaciones se han convertido en patrimonio mundial de la Unesco y es considerada por muchos el epicentro y germen de la América francesa.
Lo imprescindible es que des un paseo por el barrio Petit- Champlai, las llanuras de Abraham, la place Royale, el Edificio del Parlamento y el fotogénico y celebre hotel Château Frontenac.
No te pierdas el primer santuario de peregrinación de América del Norte, el de Sainte-Anne-de-Beaupré, un lugar de culto dedicado a Santa Ana que, desde hace más de tres siglos, es visitado y permite contemplar hermosas vidrieras, pinturas y esculturas.
A un cuarto de hora del centro de Quebec, tienes la potente cascada Montmorency (30 metros más alta que la catarata de Niagara) que podrás admirar en teleférico, escalera panorámica o desde el puente colgante. Si te atreves, prueba la tirolina para sobrevolar la cascada.
El parque nacional de la Jacques-Cartier es una meseta montañosa de gran amplitud, con hondos valles y profundos ríos en los que un paseo en canoa es una delicia y también puedes salir a pescar, hacer senderismo,…
Y si te apasiona la historia de los nativos americanos, el Museo Hurón- Wendat te transportará al siglo XVII para conocer esta nación a través de diversos shows de danza y sus cuentos y leyendas.
A apenas una hora y media de Quebec, se encuentra la región de Charlevoix. Su naturaleza es fascinante, bañada por el río San Lorenzo, Charlevoix es una reserva de la biosfera habitada por una fauna de lo más diversa y con una flora que va desde la taiga y los bosques boreales, hasta la tundra de las paredes rocosas.
3.8. Montreal
De habla francesa, esta gran urbe canadiense está abarrotada de atractivos turísticos es perfecta para recorrer en una visita panorámica en autobús y contemplar el encanto de sus barrios.
Basílica de Notre Dame.
Aguanta la respiración porque estás ante una obra de arte tanto religiosa como arquitectónica que fue construida tomando como inspiración la Santa capilla de París. La basílica de Notre Dame en Montreal es un tesoro del neo-gótico y muchos la conocen por ser la iglesia donde se casó la cantante Celine Dion.
La Torre Olímpica.
Emblema por antonomasia de Montreal, con sus 165 metros de altura y su inclinación en un ángulo de 45 grados resulta imponente.
Desde abajo puedes conseguir algunas fotos preciosas y desde arriba puedes observar la ciudad. Para llegar al punto más alto de la Torre Olímpica, hay un funicular que funciona sobre una estructura en curva. No hay otro así en todo el mundo.
La Grande Roue y el Vieux Port.
Para los que no tengan miedo a las alturas, en el Vieux Port se alza la gran rueda de Montreal te permite ver de manera clara y nítida toda la ciudad (60 metros de altura y unas cabinas de vidrio permiten una visión de 360 grados). Por la zona tienes la Playa del Reloj, con arena y sombrillas aunque sin posibilidad de bañarse.
La Torre del Reloj.
Ubicada en la entrada al Vieux Port de Montreal, esta torre de 45 metros obra de Paul Leclaire conmemora los marineros canadienses que cayeron en la Primer Guerra Mundial. Como nota curiosa, decirte que su mecanismo es similar al del célebre Big ben de Londres.
Parque Mont Royal y parque Drapeau.
Algunos lo califican como el Central Park de Montreal, otros aseguran que el nombre de la ciudad proviene de Mont Real, que era como se decía antiguamente en francés Mont Royal.
Lo cierto es que es un entorno magnifico para hacer deporte o pasear y, que si te subes a uno de loos puntos más altos del Chalet du Mont Royal, tienes las mejores vistas al centro de la ciudad y al río San Lorenzo. En otra de las mayores latitudes verás la Croix du Mont Royal, una cruz de hierro gigantesca para agradecer a Dios por la protección ante las inundaciones.
Por su parte, el parque Jean Drapeau es el escenario de la mayoría de eventos, festivales y atracciones turísticas de la ciudad. Está compuesto por las islas de Santa Elena y Notre Dame (esta última fue construida artificialmente) y se ha hecho famoso mundialmente porque acogió la Expo 67. Aquí si podrás bañarte en la playa Jean Doré, aunque sólo en verano.
Oratorio Saint Joseph.
Es uno de los monumentos religiosos más importantes de Montreal y lo puedes visitar por tu cuienta o en una excursión guiada que dura hora y media, más o menos, y en la que puedes recorrer la basílica, la capilla votiva, la cripta y los jardines. Y por si no lo sabías, los domingos a las tres de la tarde dan una misa en castellano.
El Plateau Mont- Royal y el Vieux- Montreal.
Estas son dos de las zonas más transitadas. El barrio con más solera en Montreal se llama Vieux-Montreal, lo que viene a ser el casco histórico. Dentro se encuentra la antigua plaza Place d’Youville con las ruinas de los primeros fortines. Dentro de las fortificaciones que rodean este barrio, la construcción es de estilo europeo, con calles empedradas, y edificios como el Marché Bonsecours, de estilo neoclásico, fueron uno de los símbolos de la ciudad.
Calles tranquilas, arquitectura europea, restaurantes, cafés y parques, el Plateau Mont Royal tiene un total encanto en Montreal.
Junto al Downtown, puedes perderte por El Plateau, más tranquilo, y por el Mile End, más bohemio. Un crisol de culturas que te sorprenderá por lo mucho que se escucha a la gente hablar en castellano. Uno de los grandes atractivos de El Plateau es el impresionante Hôtel-Dieu de Montreal y, sobre todo, sus poli cromáticas casas que otorgan un encanto especial al barrio.
4. Qué ver en el Oeste de Canadá.
4.1. Vancouver.
Casi todo el interés turístico se concentra en el downtown, bien sea la zona comercial, de negocios, ocio nocturno, parques,…
Granville Street
Esta calle va de norte a sur de Vancouver y muestra dos caras contrapuestas: por un lado, el ambiente joven y desenfadado al sur con discotecas, cines, teatros y tiendas modernas. Y Por otro, el waterfont o núcleo económico de la ciudad, repleto de bancos y enormes edificios acristalados.
Gastown
Si sigues por el Waterfront en dirección este te darás de bruces con el Gastown, el barrio más antiguo de esta metrópoli cuya arquitectura es, principalmente, de ladrillo y pisos bajos destinados a negocios enfocados al público más hipster.
La imagen de este vecindario es el reloj de vapor de Water Street, que, en lugar de dar campanadas, lanza chorros de vapor y silbidos.
Canada Place.
Si por el contrario, dejas atrás el Waterfront y te diriges en dirección oeste la parte más elegante y chic de Vancouver te está esperando. El Canada Place, sede de la terminal de cruceros y del Centro de Congresos, es uno de los emblemas del skyline de Vancouver.
Stanley Park
El principal pulmón de esta urbe es también el rincón favorito de sus ciudadanos para pasear por sus vistas y la sensación de paz y tranquilidad que transmite. 10 kilómetros de costa bien lo valen. Y si el lado que mira al Downtown es el más concurrido, el que da al Pacífico es más tranquilo y coqueto, con unas relajantes vistas al océano.
4.2. Kamloops.
En la Columbia Británica, se encuentra una de las poblaciones más hospitalarias de Canadá. De tamaño reducido pero alto nivel de vida, esta ciudad vive volcada en las actividades deportivas y su amor por el arte.
Esto último ha ido hasta límites insospechados y, además de exponer las obras en galerías y museos, también las han colocado por la calle y han puesto en marcha una ruta para recorrerlas (Black Alley Art Gallery)
El edificio más antiguo de Kamloops es St. Andrew on the Square, abierto al público para que la gente lo disfrute, se pueden celebrar bodas en sus jardines e, incluso, conciertos o clases de yoga.
Del movimiento artístico de la ciudad destaca la Kamloops Art Gallery, una de las más potentes en cuanto a artes visuales de la Columbia Británica. Pone mucho el foco en artistas locales y regionales y organiza multitud de actividades.
Otras actividades para hacer en Kamloops son el esquí de travesía, el senderismo o las rutas de kayak. Y si te apetece conocer la vida de los habitantes de Cariboo, tienes un pueblo nativo con la tradicional cabaña kekuli (excavada en el suelo y cubierta) y el hat Creek Ranch para dar un paseo en diligencia.
4.3. Jasper
Este pequeño pueblo y su nacional se encuentran al final de la carretera de los Glaciares, en la parte septentrional de las Montañas Rocosas. Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, este parque nacional se compone de glaciares, lagos, cascadas y montañas pobladas por osos, alces, renos, coyotes, linces, caribúes y lobos.
Para resaltar, el lago Peyto, de un azul brillante casi cegador, el Glaciar Columbia (especialmente el Glacier Skywalk, un puente de cristal suspendido a 280 metros sobre glaciares, valles y cascadas), el Lago Waterfowl, el jasper Skytram, mitad tranvía mitad teleférico con el que llegas a la cima de la montaña Whistlers (imprescindible) o la Cascada Sunwapta.
En el Parque Nacional de Jasper vas a ver el lago natural más grande de todas las montañas Rocosas, el lago Maligne, de un precioso color azul fruto del agua que le llega de los glaciares y que merece la pena recorrer en un crucero.
4.4. Banff.
Pegado al parque nacional de Jasper te espera el más antiguo y un fiel reflejo de la asombrosa naturaleza canadiense. El Parque Nacional Banff, al que puedes llegar desde Calgary en dos horas, se fundó para preservar esta zona a los pies de las Rocosas.
Patrimonio de la Humanidad por el tono turquesa de sus aguas, muy marcado en lagos y glaciares, que tiene origen en las montañas. En sus sedimentos, para ser exactos, que se ven arrastrados por la fuerza de los glaciares hasta perderse en la inmensidad de los ríos.
Prueba de ello es el lago Louise, agazapado entre las apabullantes Montañas Rocosas, a pesar de su escaso kilómetro cuadrado de extensión. Digno de admirar es el monte Victoria y el glaciar que lo corona, el glaciar Victoria, que es el que abastece de agua este lago.
En el singular pueblo de Banff llama la atención la Montaña Tunel, perfecta para la práctica del senderismo a través de sus bosques de gran frondosidad y sus angostos caminos montañosos.
Otro de los puntos más conocidos del Parque Nacional de Banff es el Valle de los Diez Picos. Un recuerdo que perdurará en tu memoria: montañas de roca grisácea, la cúspide cubierta de nieve, las coníferas extendiéndose por todo el valle y el lago Moraine de un cegador color turquesa.
Y por último pero no menos importante, en tu visita al Parque Nacional de Banff no puede faltar una ruta por la carretera de los Campos de Hielo que une el parque Banff con el parque nacional de Jasper.
4.5. Calgary.
Calgary es la principal ciudad de Alberta y se encuentra muy cerca de las Montañas Rocosas, en una preciosa zona rodeada de colinas y montañas.
Además de ser un punto clave en tu ruta por el oeste canadiense debido a su ubicación y sus comunicaciones, Calgary ha apostado fuerte por la tecnología, el ecoturismo y los deportes de invierno. De hecho, está considerada unas de las ciudades más limpias y con mejor calidad de vida de todo el planeta.
Como núcleo cultural de la provincia de Alberta, Calgary está trufada de museos y galerías que harán las delicias de cualquier amante del arte: el Glenbow Museum, el centro nacional de música Studio Bell, el Grain Academy and Museum, dedicado a las granjas y al cultivo del grano, y el Heritage Park son una buena muestra.
Este último es el museo viviente más grande de Canadá y en él perdura la forma de vida de la gente en Alberta en sus orígenes, con caracterizaciones, construcciones originales y algunas réplicas para que sientas que has viajado en el tiempo.
Para obtener buenas vistas, el sitio es Calgary Tower, el mirador de 360 grados más alto de todo Canadá y para desconectar tienes los parques Spruce Meadows y Prince´s Island Park.
Y esto es todo por nuestra parte, ahora es tu turno, ¿qué te ha parecido este recorrido por lo más interesante de Canadá? Déjanos tu opinión aquí.